
Irlanda es la capital tecnológica de Europa, nos guste o no. La mayoría de las multinacionales estadounidense (léase Apple, Google, Microsoft, Dell, Symantec...) tienen una pata allá.
Sólo así, y para las esposas de los altos ejecutivos, se explica un hallazgo como Brown Thomas. Unos grandes almacenes en Grafton Street, LA calle comercial de Dublín, que no tienen nada que envidiar a Harvey Nichols o a Saks Fith Avenue.
La sección de señoras tiene dos partes: la primera, imposible, con los Prada, Jean Paul Gaultier, Galliano y Missoni de turno. La segunda, algo más posible, con Marc Jacobs, Joseph y algunas marcas británicas y alemanas bastante interesantes.
La perfumería es de las estupendas: Jo Malone, Tom Ford para Estee Lauder, Molton Brown y el resto del equipo habitual de los anglosajones.
Por lo demás, Grafton Street no pasa de ser una Puerta Ferrissa a la irlandesa. Hay un Boots justo enfrente (cómo me gusta The Sanctuary: la exfoliante de azúcar caliente (busquen el bote de la foto), la hidratante corporal de jengibre con efecto anticelulítico, dicen, y una línea nueva, Mande Lular) y un Jigsaw (atención a los pañuelos hindúes y a las sandalias), más los Accessorize y Miss Sixty typical London.
No muy lejos, porque en Dublín todo está cerca, hay una sombrerería en George Street que vale mucho la pena, y una calle con 22 tiendas de zapatos. Habrá que volver para ver si es una leyenda ;-)
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