Mi afición, por eso, ha pasado por etapas. Aprendí francés gracias al Elle cuando aún no se publicaba en España (sí, hablo de la prehistoria y yo era muy pequeña) y he pasado por aquel primer Dunia nunca lo suficientemente ponderado, el Elle español y hasta ojeaba el primer Cosmopolitan de Sara Glattstein y a la vez el Telva de doña Covadonga (eso sí, saltando artículos).
Y de ahí a esta desigual prensa femenina local a la que no le acabo de coger el punto y que me parece muy poco lucida respecto a sus colegas internacionales. Hasta el extremo de que a veces llego a comprar dos veces el mismo mes la misma cabecera.
Así que vuelvo al Harper's Baazar de doña Glenda y a mi Vogue de doña Anna. Y a pensar donde pagó más caro mi nuevo Marc Jacobs ;-)
Por cierto, y aunque ya es un poco tarde, en Madrid, Marques de la Ensenada 2, todo al 50%. Una locura, oiga.
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