30 marzo 2011

Max Mara sin clones

Me tienen frita. Estoy hasta los dobladillos de ver clones y clones de ropa. Supuestas túnicas, vestidos de falsa seda, encajes de baratillo, puntillas de medio pelo. Todo, encima, con etiquetas Made in Italy que suenan más falsas que un duro sevillano.

¿No lo habéis visto? Han colonizado las tiendas de barrio, y alguna de más relumbrón, que venden más caras piezas que en el mejor de los casos encuentras por unos 30 euros. Suelen ser talla única, vienen siempre cortas y la dependienta te suelta aquello tan manido de "Esto con unos leggins", y una se imagina con las varices puestas y el calor agobiante de julio, llevando un vestido de encaje que se debe pegar al cuerpo como una mala cosa y que se desmontará en dos lavados.

Horror, ha llegado la vulneración del made in Italy. Y a mí Italia que no me la toquen, porque sigue siendo mi favorita en cuestiones de ropa.

Así que un regalito para quien quiera y pueda: la maravillosa lista de todos los outlets de Max Mara, directos de su fábrica, Difussione Tessile. Y que incluyen Max Mara, Sportmax, Marina Rinaldi, Max & Co, la marca joven que en España no la encuentro pero en Roma y Berlín si.

http://www.diffusionetessile.it/it/Home-Page


* Galleria San Carlo 4, Milan - Lombardy - tel.: +39 02 76000829

* Via De Nicola , Cesano Boscone (Milan) - Lombardy - tel.: +39 02 45862300

* Junction of Strada Statale Rabuiese and Strada Provinciale Farnei, Muggia (Trieste) - Friuli Venezia Giulia, tel.: +39 040 235089

* Strada Pontina Km. 28,400 - Pomezia (Rome)- Lazio - tel.: +39 06 9105673

* Via Padana Inferiore Ovest 15, Legnago (Verona) - Veneto, tel.: +39 0422 602811

* Corso Francia 313, Collegno (Turin) - Piedmont - tel.: +39 011 4157840

* Inside Centro Commerciale Valle Scrivia ,Via Isorelle 15/B, Savignone (Genoa) - Liguria - tel.: +39 010 9761200

* Via Goleto 13/B, Boretto (Reggio Emilia ) - Emilia Romagna - tel.: +39 0522 964415

* Via Zippitelli 16, Bari - Puglia - tel.: +39 080 5662068

* Corso Umberto 291, Montesilvano (Pescara)- Abruzzo - tel.: +39 085 834610

* Via del Mare 180, San Giovanni in Marignano /Cattolica - , Emilia Romagna - tel.: +39 0541 827164
www.diffusionetessile.it 

15 agosto 2010

Vogue adicta

Lo confieso: soy una Vogue adicta. Y aunque por nada del mundo querría a Anna Wintour como jefa (si realmente es lo que dicen), la suya me parece la edición más lograda de la revista de referencia. Ni la francesa ni la italiana la superan. Ese puntillo de actualidad y de vida social costa-este no la supera nadie.

Mi afición, por eso, ha pasado por etapas. Aprendí francés gracias al Elle cuando aún no se publicaba en España (sí, hablo de la prehistoria y yo era muy pequeña) y he pasado por aquel primer Dunia nunca lo suficientemente ponderado, el Elle español y hasta ojeaba el primer Cosmopolitan de Sara Glattstein y a la vez el Telva de doña Covadonga (eso sí, saltando artículos).

Y de ahí a esta desigual prensa femenina local a la que no le acabo de coger el punto y que me parece muy poco lucida respecto a sus colegas internacionales. Hasta el extremo de que a veces llego a comprar dos veces el mismo mes la misma cabecera.

Así que vuelvo al Harper's Baazar de doña Glenda y a mi Vogue de doña Anna. Y a pensar donde pagó más caro mi nuevo Marc Jacobs ;-)

Por cierto, y aunque ya es un poco tarde, en Madrid, Marques de la Ensenada 2, todo al 50%. Una locura, oiga.

11 diciembre 2009

Vestidos para una crisis

Vamos a hacer como que nos hemos vuelto pobres por unos días y como que vamos a permitirnos airear nuestra mala conciencia. Así igual nos justificamos a nosotras mismas el último capricho, mi último capricho imposible: el infinite dress de Donna Karan.

Es una idea genial, uno de esos diseños icónicos como el wrap dress de Dianne von Fustenberg o la sahariana de Saint-Laurent. Más simple, una zapatilla, pero de una genialidad que asusta.

Se trata de un cilindro de jersey negro con dos bordes (arriba y abajo) y abombado en el centro. Y sobre la parte superior, dos tiras superlargas de la misma tela, convenientemente asimiladas para que se escondan dentro del tejido y no se vean como un pegote. Como no se os escapara, el tejido debe de ser la clave. Sólo así que alguien me justifique por qué cuesta 700 euros al cambio semejante trapo.

Pero, ay, todavía recuerdo aquella torera envolvente de cachemire de la señora Karan que hemos visto destrozar por los chinos de rigor...

14 octubre 2009

La fiesta de la libra

Estos días venir a Londres es una fiesta para la tarjeta de crédito. Con la libra casi a la par del euro, una descubre que la capital británica no es ni cara como la pintan, y que, al margen del transporte, resulta hasta más barata que Barcelona.

De momento, hoy lo he disfrutado a gusto. La historia de entrar en Paul Smith y ver que no hay que sumarle un 30% a todo, hace que te plantees gastarte 300 euros en un vestido como si nada. Lo mismo en DKNY, versión inglesa, que siempre es más cara que la yanqui, o ya no hablemos en Ted Baker, Reiss o Karen Millen. El Gap europeo este año no está muy inspirado. Nada que ver con Emporio Armani, donde han bordado la colección este año, o con la siempre sublime Miuccia, que ha creado unos vestidos con brocados maravillosos. Dios, necesito una vida para llevar eso...

Pero en este viaje he hecho dos descrubrimientos notables. Uno, la ropa desestructurada de
El otro, COS, la marca pija de H&M. Sinceramente, vale mucho la pena. Palabra de alguien que no pisa H&M a no ser que haya un megadiseñador haciendo trapos y casi ni eso.


En COS --que van a abrir tienda en el paseo de Gracia de Barcelona en breve-- han hecho una colección de blancos, negros y grises, con los aires de una Jil Sander cuando no era Prada a la alemana, que me ha hecho reconciliarme con la ropa barata. Los tejidos no son de mala calidad --todavía no he lavado ninguno-- y los precios son ajustadísimos. 90 euros un vestido o 50 una falda, hoy por hoy es un regalo. Y, sobre todo, pura tendencia.


Por cierto, una mala noticia: vuelven las hombreras...


21 septiembre 2009

Grandes trampas en Las Vegas

Las Vegas es un sitio estupendo a donde habría que ir al menos una vez en la vida. Es tan excesivo, tan imponente y tan profundamente hortera que cuesta mucho encontrar un lugar parecido en la capa de la tierra. Se me ocurre Dubai, pero supongo--me falta el viaje-- que los jeques del desierto no son los estadounidenses ávidos de ganas de juerga y dispuestos a hacer lo que nunca harían en sus lugares de origen porque ya se sabe que "lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas".


Este mismo afan condescendiente se aplica a la gastronomía y a las compras. En la comida porque Las Vegas ha dejado de ser el paraíso de hoteles baratos y bufet libre que era antes. Los hoteles pican y aquí se concentran algunos de los mejores restaurantes del planeta. Gran recuerdo a Charlie Palmer en el Mandalay Bay y su bodega hipertecnificada, algo menos querido pero igualmente sonoro Alain Ducasse, al que solo mi amigo A. pudo poner el glamour necesario en una carta simplificada para garrulillos.

Y en las compras pasa lo mismo. Hay que mezclar el superlujo con la camiseta de lentejuelas. Es el único sitio de la tierra donde he visto vender bolsos de Louis Vuitton en su propia tienda y justo enfrente, en un chiringo que también ocupa espacio y paga impuestos, su imitación más descarada (la prueba, en la foto). Al menos en Bangkok es tan falso el uno como el otro, y además están algo más retirados. En Las Vegas conviven sin ningún pudor. El lugar de semejante atropello es la suntuosa galería comercial del Caesar Palace, un sitio que merece una visita aunque solo sea por admirar los pasillos. Si se mira más allá, DKNY, Armani Exchange, Marc Jacobs (dios, compré un clutch por 45 dólares), Versace, Gucci, Kenneth Cole, Pucci, Kielhs o FAO Schwartz, aparecen entre los conocidos.

El modelo este de mall artificial se reproduce en The Venetian, donde las galerías quieren recrear el azul del cielo veneciano con tubos de neón. Lo cierto es que consiguen un efecto curioso, pero esta Venecia de cartón piedra evidentemente que no engaña a nadie. Del resto, casi cada hotel tiene el suyo, y si se agotan, está el Fashion Show al final del Strip, que ya no es lo que era, pero que sigue dando para un buen rato de llenar bolsas.

21 junio 2009

Jimmy Choo venido a menos

¿Qué diferencia a una marca de lujo? ¿El nombre, el diseño, la confección o las clientas? El anuncio de que Jimmy Choo va a hacerles unas cuantas prendas a H&M en noviembre no deja de provocar mi perplejidad, porque aparte de pagarle el divorcio a Tamara Mellon --la pija british que se hizo con el nombre del pobre zapatero asiático para construir un imperio del lujo-- no se me ocurre una buena razón por la que una casa con tantas aspiraciones de elitismo pueda querer asociar su nombre al de la cadena de ropa barata.

¿Qué van a ofrecer? La gracia de los zapatos de Jimmy Choo (sobre los 300 euros, precio de amiga para las manoletinas, y hablamos a partir de los 600 para el resto) se supone que está en los materiales y en la calidad de la manufactura. Y sobre esta calidad también se supone que se asienta el diseño. Porque si no, ¿cómo conseguir que tacones imposibles se aguanten? ¿Qué material sustituyen? ¿Y si lo logran, se puede hacer eso a, pongamos, 50 euros? Pues entonces, es cierto, me estafan cuando me piden 300... ¿O van a ponerse a hacer chanclas de playa, del más puro plástico chino, con el que llevar unas hermosas ampollas, eso sí, de marca a precio H&M?

Lo mismo con los bolsos. O ponen capazos cutres con etiqueta cara o no entiendo cómo va a creer algo que llevas un Jimmy Choo del brazo y que, digámoslo todo, tampoco matan.

No sé, igual me paso de escéptica, pero lo de H&M decepciona bastante. Hizo gracia que Karl Lagerfeld se revelara tan camaleónico, Stella McCartney demostró que se puede poner a hacer ropa barata sin perder el encanto (de hecho no todo en ella es tan carísimo) y Cavalli se quedó en eso que ya sabemos: que si le quitas los materiales, se podría vender en el Zara... Por no hablar de Matthew Williamson, cuyas prendas podrían estar en el Topshop sin rubor. Al menos ahí Kate Moss ha sido más honesta. A ella nadie le pide marchamo de exclusividad...

Lo dicho, será comprar saldos con etiqueta. Dudo que a Manolo Blahnick o a la Botega Venetta les pillen en estas...

25 abril 2009

Saint-Laurent arrasa

Las compras por internet se han convertido en mi último sustitutivo de los viajes. Todo un mundo de invitaciones por correo para llevarte de golpe a los desfiles más insospechados. Tres golpes de ratón y el artículo es tuyo. Pero eso sí, encima hay que madrugar. Ay, eso ya no, oiga...


La última se llama Vente-Privee, que acaba de abrir la oficina en Barcelona --qué tiene esa empresa, que el único directivo digamos poco agraciado es el fundador--, te invita dos días antes a sus ventas especiales por correo electrónico. Pero cuando abres el ordenador, aquello sobre las 11 --que una tiene sus horarios-- el vestido de Etxart Panno ha volado, la única talla de Chantelle que te entraba ya no existe y los zapatos de Farrutx son para pies de geisha... Dios, las prisas del mundo real llevadas a internet... Eso sí, los precios valen la pena...


En Expacemax, el outlet de la edición francesa de Elle --y esto es como los vinos, aquí la denominación de origen cuenta--, tenían el otro día una promoción de bolsos de Saint-Laurent. Volaron todos y en pocas horas. Y eso que el más barato costaba 345 euros, precio de amiga. El Downtown andaba por los 900, y la gente, por lo visto, es capaz de despertar la Visa a esas horas de la madrugada.


Y es que esto de los outlets virtuales parece que va como un tiro. Gangas ilustres, pero en versión selecto club inglés, cuota incluida, en Piustyle. Más de andar por casa, y con horarios algo más benévolos, están Privalia y Buy-Vip, y luego otros, pero ya no los he probado. En Privalia, doy fe. funcionan como un reloj. Y bueno, bolso de Lupo a 85 euros con precio de tienda de 245; fundas nórdicas de Basetti a mitad de precio y unas braguitas de Malizia, que si me las llego a probar antes, caen en todos los colores... Es lo que tiene internet, hay que imaginar mucho y las ofertas llegan a tu casa cuando el cibespacio ya se ha olvidado de ellas...