Estrené los Prada. Con avaricia, además, porque en una semana me los puse tres veces. Gajes de que sienten bien con casi todo, y de que una quiera compensarse por unos días duros y la cifra de los 40, y sentir que más que anda, levita.
Pero nunca dura la alegria en casa del pobre, dicen. Y mis preciosas sandalias se tuvieron que encontrar con un pisotón inoportuno. Y encima el de mi ex, que sin intención pero con todos los designios que a veces te dan las estrellas, ha conseguido que a estas alturas, los zapatos vuelen, en su preciosa caja lila, rumbo a la madrileña calle Goya como quien peregrina a Lourdes.
Espero que Miuccia remedie lo que ya ha sido más que evidente: que hay hombres que regalan Prada y otros que sólo te los destrozan.
Como dijo mi amiga Chiara con su gracejo italiano, "la vida ya te decía que te apartaras de este chico...".
05 junio 2006
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2 comentarios:
Este debió ser un pisotón de nivel, más que nada por la "llesca", ¿no?
Un 50 en palanca... Lo más parecido a un Panzer pero con suela... :-(
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